“En este tiempo de Navidad, vivimos momentos difíciles. Sabemos que alrededor de 30 países están inmersos en situaciones de guerra. Aun así, en nuestra celebración escuchamos la alabanza de los ángeles (Lucas 2,14):

Gloria a Dios en las alturas y paz en la tierra a los hombres que él ama.

El elemento central que está en juego ahora es preguntarnos si realmente entendemos que Dios nos ama. Si somos conscientes de esto, podremos generar unidad y paz. Si no experimentamos personalmente este amor, creamos división y guerra.

Hace 800 años, San Francisco creó el primer pesebre en Greccio. Este acontecimiento ha sido una gracia para la Iglesia, tanto es así que después de varios siglos seguimos repitiendo el gesto del Santo de Asís. Ante el pesebre recordamos que Dios se hizo hombre y vino entre nosotros. Últimamente, durante la Navidad celebramos tantas cosas que muchas veces ya no recordamos que es la fiesta del nacimiento de Jesús: tenemos regalos, fiestas y tantas otras distracciones, que Jesús queda en el olvido.

Mi invitación es que en nuestras familias y en nuestras comunidades sintamos la presencia de Dios. Hagamos como María, que “guardaba todas estas cosas meditándolas en su corazón” (Lc 2, 19).

Ella nos inspira a comprender todo lo que sucede y lo que Dios nos pide que hagamos. Es la experiencia de la escucha, propuesta por la Iglesia a través del sínodo: escuchar a los pobres, a las muchas realidades que existen en la Iglesia y en el mundo. Pongamos en práctica la invitación de María: escuchar en el corazón.

¡Feliz Navidad a todos! Que sea un bonito momento en sus familias. La paz comienza allí donde estamos. Necesitamos intentar construir y promover la paz nosotros mismos”.

A todos los Maristas de Champagnat y amigos, nuestros mejores deseos para esta Navidad y para el Año Nuevo 2024, 207° de nuestro Instituto.

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H. Ernesto Sánchez Barba – Superior General