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H. ERNESTO EN EL 207 ANIVERSARIO DEL INSTITUTO MARISTA

Después de visitar a un niño moribundo el 28 de octubre de 1816, san Marcelino Champagnat decidió que era necesario fundar un instituto para proporcionar una educación religiosa y académica a los niños pobres de la Francia rural. Los dos primeros jóvenes se unieron al Padre Champagnat el 2 de enero de 1817. Este día se conoce como el Día de la Fundación del Instituto de los Hermanos Maristas.

En la Casa General, El 2 de enero, los hermanos de la Administración general junto con colaboradores laicos y laicas han celebrado el 207º. aniversario de este evento. Reproducimos abajo las palabras del H. Ernesto Sánchez, Superior General, al final de la misa.

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¡Muy feliz año 2024! Es una alegría celebrar hoy, 2 de enero, el 207 aniversario de la fundación de nuestro Instituto Marista. Momento para agradecer el don del carisma que se nos ha regalado.  Y también para reflexionar sobre cómo podemos vivirlo y compartirlo mejor en nuestros días.

En este año 2024, en el mes de abril, celebraremos 25 años de la Canonización de nuestro Fundador, San Marcelino Champagnat. Nos anima a revisar cómo vivimos los valores evangélicos en la manera como los vivió Marcelino.

También en este año, en el mes de mayo, celebraremos el bicentenario de la primera piedra de la casa de Notre-Dame de l’Hermitage.  Casa construida por Marcelino y los Hermanos, junto con los trabajadores. Una casa fundada sobre roca y a un lado de un pequeño río de agua viva.  Símbolos que animan nuestra espiritualidad, fraternidad y misión.

Y también en este año, recordaremos los 100 años de nacimiento del H. Basilio Rueda, Superior general del año 1967 al año 1985, persona de gran entrega y apoyo al Instituto en tiempos nada fáciles. Con agradecimiento, hemos iniciado el proceso de su beatificación.

Y termino citando al Papa Francisco, en el Angelus de ayer, 1 de enero.  Nos habla de María, quien es nuestra inspiración y apoyo como Maristas de Champagnat:

“Hoy el Evangelio nos revela que la grandeza de María no consiste en realizar algún hecho extraordinario, sino que, mientras los pastores se apresuran a Belén tras haber recibido el anuncio de los ángeles, (cf. Lc 2,15-16), ella permanece en silencio.
El silencio de la Madre es un rasgo hermoso. No es una simple ausencia de palabras, sino un silencio lleno de asombro y de adoración por las maravillas que Dios realiza. San Lucas observa que ‘María guardaba todas estas cosas, meditándolas en su corazón’ (2,19). De este modo, hace un lugar en su interior para Aquel que ha nacido; en silencio y adoración, pone a Jesús en el centro y da testimonio de Él como Salvador. María, la Madre del silencio; María, la Madre de la adoración.(…)
Oremos hoy a la Santa Madre de Dios y Madre nuestra, para que en el nuevo año crezcamos en este amor manso, silencioso y discreto que genera vida, y abramos caminos de paz y reconciliación en el mundo.”

Gracias por la celebración de hoy.  Sigamos caminado juntos, escuchando la voz del Espíritu, como nos invita el proceso de sinodalidad. 

¡Feliz fiesta del Instituto Marista!

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H. Ernesto Sánchez Barba, Superior Geral – 2 de enero de 2024