La identidad visual del XXIII Capítulo General del Instituto Marista es la expresión visual de la esencia, los valores y la historia del carisma marista.

Al considerar la Ventana del Hermitage como fuente de inspiración, uno se sumerge en un rico simbolismo que trasciende la simple imagen de una ventana. Evoca el dormitorio de san Marcelino Champagnat y se convierte en una poderosa metáfora. Es más que una abertura física en una pared; es un portal hacia el mundo exterior, un punto de conexión entre la misión marista y su «Juventud Montagne», entre el sueño de San Marcelino Champagnat y la realización de su propósito. Del mismo modo, la identidad marista se convierte en una ventana abierta a los valores, la misión y la visión de su legado.

Al igual que Champagnat observaba, a través de la ventana de su habitación, el río Gier fluyendo hacia el horizonte, la propuesta de identidad invita a los hermanos y a los laicos a contemplar lo que está más allá de lo evidente, a explorar nuevos horizontes y a buscar nuevas perspectivas. Es una ventana para la contemplación, la reflexión y el descubrimiento.

La casa de Champagnat, Notre-Dame de l’Hermitage, con sus múltiples ventanas, refleja la diversidad y amplitud de la interculturalidad del Instituto. Del mismo modo que las diferentes ventanas de su casa ofrecen diferentes vistas del mundo, la identidad marista representa la multiplicidad de experiencias y perspectivas que nos esperan en el futuro.

La ventana abierta no sólo simboliza la hospitalidad y la invitación, sino que también representa la presencia significativa y la sencillez que guía los contactos y las relaciones. Los maristas están «en casa», dispuestos a recibir, escuchar, dialogar y comprometerse con todo aquel que se acerque a esta ventana, acogiendo a todos con espíritu de familia.

La identidad visual es, por tanto, una ventana al alma del encuentro, una representación tangible de los valores, la misión y el compromiso maristas con la Juventud Montagne extendida por todo el mundo.